Textos a debatir

REFLEXIONES SOBRE EL ASOCIACIONISMO DE MUJERES

Si a finales de la época franquista la Sección Femenina era el agente dinamizador y de control, acompañado de unos pequeños avances en el sector asociativo de la mujer como la Asociación de Mujeres María Pineda o el Centro de Cultura Popular y Promoción Femenina (Díaz y Pacheco 2008), hoy en el 2010 nos encontramos con un cambio cualitativo.

 Fundamentalmente se ha aprendido en más de 30 años que las mujeres “no sólo sirven para reproducir”, pero no sólo eso sino también “se buscan los espacios de la mujer crítica, autocrítica, hay un cambio de antes y después de la asociación, a parte de ser madre/hijo, parte de..., era yo también y eso aprendimos” (Asociación María de Padilla). Así un aprendizaje de autoconsciencia al menos aparece como presente después de 30 años de asociacionismo.

El asociacionismo está ligado implícitamente al cambio social porque se quiere mejorar la situación o los derechos de algún colectivo. Por lo que respecta al asociacionismo de mujeres  Así si en el 2003, en la “Guía de Asociaciones de Mujeres en Castilla-La Mancha” se recogieron 936 asociaciones, hoy en el 2010 el Instituto de la Mujer recoge 1400[1]

Sin embargo se ha señalado que el asociacionismo de mujeres es principalmente cultural y no reivindicativo, no feminista, o al menos no se declara como tal. Sin embargo y a pesar que se señala por algunas mujeres que hemos celebrado un gran paso en asociacionismo, aun no queda inscrito en la conciencia de la mayoría de mujeres que el asociacionismo es una oportunidad tanto de desarrollo personal como político, una oportunidad de desarrollo en nuestra esfera pública. Es un momento de desarrollo de lo social-intimo y lo social-político.

¿Pero porqué asociarnos? Todo tipo de asociación tiene que tener un objetivo presente y el objetivo de cualquier asociacionismo de mujeres no debe de perder de vista el cambio de nuestras sociedad hacia la desconstrucción del patriarcado y en especial hacia el cambio en nuestro entorno más próximo.  Sea nuestro tipo de asociación de mujeres únicamente o de hombres y mujeres, no debe de perder la reflexión sobre el discurso que presentamos según nuestras posiciones. 


El asociacionismo, la reunión el encuentro se deben traducir en un momento de visibilización de los discursos más femeninos al tiempo que para el intercambio con los otros de una nueva forma de ser social-político. Nos asociamos por y para sentirnos con y otras mujeres y hombres con el fin de construir/parir un nuevo mundo de relaciones paritarias.

El primer paso es asociaciarnos pero aun así se han detectado varias pequeños obstáculos al desarrollo del asociacionismo de mujeres sobre el cual es necesario reflexionar.

REPRESIÓN SIMBÓLICA.

Según Tilly (1978:100) “la represión es cualquier acción por parte de un grupo que eleva el coste de la acción colectiva del contendiente. Una acción que reduce el coste de la acción colectiva es una forma de facilitación”.  Se han señalado en varias entrevistas diversas formas de represión al asociacionismo y movimiento feminista, sin embargo, más que represión física en manifestaciones, han existido “frenos encubiertos” tal y como señalan las propias mujeres. 

El primer tema que aparece como obstáculo son las subvenciones,  “pero también para el proyecto de violencia dependes financieramente del Instituto, entonces tienes que nadar y guardar la ropa” (Asociación María de Padilla).

 “Lo que vemos es que se recoge la subvención y se gestiona con una actividad cargada de sexismo (una excursión, café con pastas), la asociación no se mueve sino hay subvención institucional (…) la institución sólo se le da dinero pero no remueven conciencias, tranquilizarlas, mejor callarlas es una forma de tenerlas aparcadas y que no digan, que no monten escándalos” (Asociación de Profesionales de Agentes de Igualdad).

Estos discursos muestran cómo el apoyo económico institucional más que ser un avance, a veces condiciona y supone un freno. Las subvenciones condiciones, a veces, las acciones que se van a realizar.

Esto último de no montar escándalos entronca con un sentimiento subjetivo también repetido en las entrevistas de la percepción por parte de las hombres hacia las mujeres como de peligro de descontrol o execesivo avance si no se les controla: “Los políticos dan un paso hacia adelante y luego despacito, que no lleguen enseguida, cuando sale una ley, cuidado que las mujeres avanzan mucho (…) los políticos hacen cosas para que las mujeres no puedan avanzar muy deprisa, porque no interesa” (Asociación María de Padilla). Esa actitud de no de dejar avanzar a las mujeres “por si se nos escapan de las manos”.

Otro de los “frenos encubiertos” que también señalaban las mujeres es esa aplicación falsa o a medias de determinadas leyes como la del aborto.  Feministas  de IU y del CCOO señalaba “ha habido represión cuando se recogían firmas para el aborto, para solidarizarse con la gente que había abortado, el gobierno penalizaba a esas mujeres que abortaban  por no cumplir la ley de plazos, entonces el gobierno apoyaba la ley pero luego no la cumplía”.

Más allá de aquella reacción por parte del gobierno, el asociacionismo de mujeres encuentra hoy una gran preocupación y alarme por la llamada moda de objeción de conciencia, así el gobierno regional ha hecho ahora un pacto con los colegios profesionales para que se amplie la objeción de conciencia sobre el aborto a los médicos de familia, que son los que debe de informar y derivar al especialista. 


Como señalan desde el Área de la Mujer y Protección Social de UGT de Castilla-La Mancha, “Si aprobamos la ley del aborto y luego cada conserjería de cada comunidad utónoma decide aplicarla a su manera o no aplicarla, para mí, como mínimo, es un claro ejemplo de agresión a la lucha por la igualdad y por tanto una represión al movimiento feminista y a todas las mujeres”.


Incluso se señala cierta indignación y cansancio de un derecho histórico de reivindicación “No existe voluntad política de que las mujeres tengan acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en la Sanidad Pública, es una de las viejas reivindicaciones y me parece preocupante que en el 2010 todavía se esté teniendo que poner argumentos, una se cansa, (…) es el micromachismo en políticas concretas, en la práctica se está obstaculizando el desarrollo de una ley orgánica” (Área de la Mujer de CCOO de Castilla-La Mancha).

La represión no es tanto física como oculta o de imagen, así desde el Instituto de la Mujer, señala también las acusaciones que salían en los medios de comunicación con respecto a la Ministra de Igualdad, “los medios de comunicación han minorizado muchas cosas que se han hecho en términos de igualdad, esto es una represión no un avance”.

Todo ello ha contribuido a lo que la participación femina ha aludido como movimiento post-machista “que tenemos que buscar estrategias de los hombres que se ponen en contra  de las defensas de las víctimas, en contra del aborto y se posicionan por  la custodia compartida” (Criando Juntas).

Todas estas cuestiones señaladas por el asociaciacionismo y movimiento se identificarían con lo que Bourdieu (2003) ha llamado la violencia simbólica. Por lo investigado hasta ahora en la teoría clásica de movimientos sociales la represión se centra en esa represión policial que pueda llevarse a cabo en manifestaciones o acción directa;  sin embargo, este estudio del asociacionismo y movimiento feminista nos muestra que la violencia se ejerce contra el movimiento de otros modos más sutiles y menos captables a simple vista[2]


Desde las subvenciones pasando por la aplicación de la ley del aborto a nivel regional, la custodia compartida, el trato de los medios de comunicación o el sentimiento de tener que calmar a las “histéricas” constituyen ejemplos de lo que se llama violencia simbólica. 

Esta violencia simbólica se convierte en dominación simbólica, a través de los esquemas de percepción, de apreciación y acción que constituyen una serie de hábitos que mantienen esa prevalencencia de dominación por parte de los varones. Esto pone de manifiesto unos efectos de dominación que el orden social impone sobre las mujeres. Esta violencia “se ejerce sobre los cuerpos y como por arte de magia, al margen de cualquier coacción física” (Bourdieu, 2003: 54). Es en esa microfísica del poder (Foucault, 1979) donde se encuentran la clave de una dominación tan arraigada en nuestra sociedad.

Otra de las cuestiones que se ha calificado como negativa o represiva fue el cierre momentáneo del Instituto de la Mujer y del Ministerio de Igualdad. Tras la supresión del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha el pasado mes de Mayo del 2010 transformándolo en una Dirección General dentro de la Conserjeria sectorial (Empleo, Igualdad y Juventud), se creó la Plataforma de “Stop Supresión” formado por diversas asociaciones de mujeres (ver http://organismosigualdad.es/?tag=stop-supresion), expresando el rechazo a la medida y la preocupación por la misma.

Los meses de supuesta supresión del Instituto no fueron  percibidos positivamente por el asociacionismo y el movimiento feminista, “Lo que valoramos más negativamente es que los pasos positivos que se vayan dando, todos esos avances, han sido muy frágiles, es una falta de consistencia, una amenaza, un retroceso en lo que se ha ido consiguiendo (…) Hasta hace poco el gobierno era paritario se queda un poco ahora en la simbología”  (Área de la Mujer de CCOO reginal de Castilla-La Mancha). Desde el Instituto de la Mujer también se señala: “No me parece bien, es un retroceso, el instituto se debe de visibilizar como organización autónoma

Las mujeres son la única mayoría que son tratadas como una minoría” (Técnica del Área Social del Centro de la Mujer de Villacañas).

Estas citas plantean lo que Bourdieu (2003) ha llamado la economía de los bienes simbólicos cuya ley fundamental es que las mujeres son tratadas allí como unos objetos que circulan de bajo a arriba, de ahí las expresiones de “moneda de cambio”, “tapabocas” o incluso “trueque político” que ha aparecido anteriormente.

Ante ello, desde el Instituto de la mujer se señaló frente a esta situación “lo que queda tras ello es la ridiculización y como las instituciones son el espejo de la sociedad no suelen ser respaldadas del discurso feminista/progresista”.


Ante ello vienen cuestiones, ¿De dónde viene el cambio entonces, de las instituciones o de la sociedad?, ¿es necesaria la visibilización pero no es suficiente?. Se ha señalado a veces desde el Instituto que el asociaciacinismo de mujeres es más de carácter cultural que feminista. Sin embargo, las entrevistas realizadas muestran que a pesar de que no se identifican feministas, hay una necesidad y sentido del empowerment por parte de las mujeres. 

Así tenemos:  “La participación social la mueven las mujeres, las mujeres que trabajan son la mayoría las que participan, el cambio social no viene de las leyes, siempre son las mujeres las que mueven la sociedad “(Técnica del Área Social del Centro de la Mujer de Villacañas)

Incluso algunas son conocedoras que el problema central es la educación:
Los hombres más que nosotras tienen que cambiar, nosotras como madres de familia, educar a esos hombres y la sociedad y la vida en la que se van a mover” (Plataforma de mujeres por el empoderamiento)

De ahí que si se quiere llegar al cambio deseado no se ha de prescindir de instituciones como el Instituto de la Mujer o el Ministerio de Igualdad para visibilizar esas políticas de igualdad tan necesarias y ser conscientes de que el problema de la igualdad no es algo secundario sino central para el desarrollo de nuestras sociedades. 


Sin embargo, un Instituto o Ministerio no sirve de nada si se tienen actitudes pesimistas sobre la sociedad y no se cree en las propias mujeres que están llevando a cabo acciones, hay que creer, elogiar y potenciar desde las instituciones los pequeños logros que se van consiguiendo en asociacionismo de mujeres.

Junto a ello, las ayudas y subvenciones así como las leyes tampoco tienen ningún efecto sino vienen acompañadas de labor educativa, una labor educativa que es ardua debido a la influencia de los medios de comunicación, pero no imposible. Esa labor educativa que no sólo se ejerce desde la escuela, el instituto y la Universidad sino también en la familia, en el ocio, en el día a día y todos aquellos organismos de igualdad, para ello es necesario creer que existen otras formas de organizar la sociedad desde un punto de vista no androcéntrico y patriarcal.

Hace 20 años (Nordstrom, 1990) señalaba que investigadoras de las ciencias políticas y sociales de Suecia llegaron a la conclusión de que la táctica de los políticos en el Estado de Bienestar es el cambio por el cambio, o que sino puedes cambiar lo que debes, se debe cambiar lo que puedes. 


Lo más importante de ello, es que para esto se tratan de hacer manejables las metas inalcanzables ofreciendo a la ciudadanía cambios marginales entrelazados con un sinfín de acciones simbólicas. Esta es la estrategia que se debe seguir en las instituciones y organismos de igualdad acompañada de una labor educativa.

Si el problema no se sitúa ya en términos legales sino de prácticas sociales (Subirats 1990), y lo situaba ya hace veinte años, ¿porqué seguimos sin atender ese nivel de las prácticas sociales?.

Sin embargo y como se ha señalado más arriba, no hay que minimizar el sentido, la capacidad y logro de las acciones que se van consiguiendo. Sin ir más lejos, en Noviembre del 2010 se ha conseguido que se reestablezca el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha como tal. 


En efecto, desde Mayo hasta Noviembre del 2010 se ha llevado  a cabo una campaña para que tal supresión no se convirtiera en ley dentro del Proyecto de Ley de Reordenación del Sector Público de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Para ello, las tácticas seguidas fueron recogida de firmas de adhesión al manifiesto mostrado anteriormente y envío de emails directos a Jose María Barreda como forma de presión. 

Junto a ello se hicieron acciones conjuntas en toda la región, entregándoles a los delegados de la Junta la copia del manifiesto en dos ocasiones, la última acompañándose de un escrito que solicitaba a Barreda la reconsideración de su decisión. También se han lucido pegatinas en diversos actos y realizado ruedas de prensa.Con la nueva restitución del Instituto de la Mujer dejamos abierto esa labor socioeducativa que queda por cumplirse, pero es un gran paso del asociacionismo femenino.

Para terminar me gustaría una frase de Begoña San José, joven de CCOO obreras: “Estamos tan educadas para no tener poder que cuando lo conseguimos disimulamos”, ¡NO! Desconstruyamos este mito y construyamos otro, asociemonos, empoderemonos, compartamos, y construyamos con otras mujere y hombres. Desde la Asociación Josefina Samper animamos a las mujeres a asociarse para crear otros mundos posibles entre tod@s junt@s.

Isis Sánchez Estellés
Profesora de la UCLM
Miembro de la Asociación Josefina Samper.

REFERENCIAS

Parte del texto presente ha sido extraído de Sánchez, I (2010), “La estructura de oportunidad política de género del movimiento asociativo de mujeres en Castilla-La Mancha (2004-2010)” en Diaz, B, Pacheco, M, Sánchez, I, Cipriano, C, Sánchez, F, Punzón, J (2010), Mujer, Globalización y Castilla-La Mancha, Toledo: Editorial Tilia.


[1]     Es importante señalar que en esta base de datos se recogen también asociaciones vecinales, culturales o sindicatos que realizan actuaciones en temas de igualdad. También hay que tener en cuenta que existen asociaciones que no quieren registrarse al no querer subvención del Instituto de la Mujer, aunque éstas son minoritarias.
[2]   Aquí nos estamos refiriendo a la violencia que ejercen contra el movimiento y reivindicaciones de las mujeres no adentrándonos en la violencia  de género que se ejerce diaramente contra las mujeres pues no es el objeto de este estudio en sí.

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